Como un bello, tierno y cálido rayo de sol entraste a mi vida, cuando el frío y la oscuridad asolaban mi alma.
Fuiste el Manantial que en medio de la aridez empapó mi alma. Pues andaba yo sin rumbo y cuando perdida estaba Tú me encontraste y mis pasos afianzaste.
Fueron muchas veces que quise rendirme, más tu Amor no me dejó; y otras tantas que quizá esconderme pero siempre tu Gracia me encontró.
Fue en mi miseria que tu Misericordia apareció y sanó mi herido corazón.
Cuando te encontré, encontré en mi corazón el rumbo, pues eres TU, mi Dulce y Tierno Nuevo Amor
¿ Cómo olvidarte ? Si eres Tú quien dio sentido a mi vida y levantó mis manos caídas; y aunque ciega fui por los años que viví sin ti, se que mi vida estaba vacía, hasta que en ti Amor Eterno encontré.
Como el verde y colorido del mas bello jardín, así reavivaste Tu en mi, lo que desierto era y seco estaba.
Mi corazón late con fuerza y en cada latido me habla de ti, pues te has convertido en parte de mi.
Aunque si mejor es decirlo, la vida misma para mi eres Tu; pues fuera de ti como dice tu palabra no vale la pena vivir.
Mi alma te alaba, mi corazón te bendice, todo mi ser te glorifica porque cada día Tu creces en mi.
No cabe duda, Tu me inspiras, pues es tu amor lo que me da la vida.
(Ana Julia)
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